De discos duros externos, economía de escala y conectores

Tradicionalmente los discos duros externos solían consistir en un disco duro de tipo interno junto con una controladora SATA-USB conectada al disco que le provee de conectividad y alimentación. Sin embargo, desde hace unos años, varios fabricantes OEM de discos duros han empezado a ofrecer discos duros externos (típicamente de 2,5″) que prescinden de esta controladora separada.

En su lugar, dado que realizan la fabricación del disco duro, han personalizado la placa controladora que llevan todos los discos duros. En lugar de exponer la señal SATA a través del conector habitual, han colocado en la misma placa el chip conversor SATA a USB, por lo que sólo necesitan el conector USB externo (que típicamente es microUSB, ya sea 2.0 o la versión extendida 3.0). Esto supone para el cliente que el disco es más compacto, ya que las dimensiones exteriores de la caja sólo han de incluir el saliente del conector USB. De cara al fabricante, se produce un ahorro en el BOM, ya que los conectores SATA tienen cierto coste, además de evitar otra placa con su proceso de fabricación, soldadura y testeo. Todo esto hace que, a la escala a la que se fabrican, les salga rentable el desarrollo y validación de la placa.

Sin embargo, los conectores siempre han sido propensos a daños mecánicos, tanto por el uso normal, cómo por caidas, o golpes. En los modelos antiguos, era posible abrir la carcasa y conectar el disco directamente a un PC o a otra controladora SATA a USB para recuperar los datos, o bien colocar el disco en otra carcasa. En cambio, en los modelos que llevan toda la electrónica en la controladora del disco, esto no es posible. En estos casos, quedan menos alternativas posibles:

  • Buscar el fallo en la placa (y tratar de solucionarlo). Salvo que se trate de un conector roto o alguna soldadura saltada, es complicado.
  • Encontrar las líneas SATA entre en el controlador del disco duro y el conversor SATA-USB. Normalmente estas se pueden identificar debido al rutado como par diferencial, y suelen llevar pads de test asociados a los que se puede cablear un conector SATA de datos. En este caso, se ha de buscar la forma de desacoplar el conversor USB, ya sea cortando las pistas o quitando resistencias serie si se hallan presentes.
  • Sustituir la placa controladora. En la mayoría de discos actuales, incluye una memoria flash que configura el funcionamiento del disco. Para que se puedan recuperar los datos, se habrá de sustituir la memoria de la antigua a la de reemplazo.
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Memoria flash de una controladora de disco duro.